Sonríe sin parar, hasta morirte de la risa. Sonríe por cualquier motivo. Sonríe a las malas rachas, a las personas que te hacen daño. Sonríe cada vez que la emoción recorra tu cuerpo. Sonríe a las dificultades. Sonríe cada vez que empieces un nuevo día. Sonríe a tu reflejo, a tus amigas, las que siempre han estado ahí, y las que te han fallado. Sonríe cuando te equivoques, y quieras rectificar. Sonríe a los recuerdos felices, y también a los que te hacen daño.
Y sobre todo, sonríele a la vida, ya que nadie lo va a hacer por ti.